Necesitamos más filosofía y más libros como éste.
Pensarás que es una exageración, pero esta reseña intentará hacerte cambiar de opinión.
Salir de la burbuja
Empecemos por el principio, el índice. Son nada menos que 96 capítulos estructurados en cuatro grandes bloques que vertebran toda la obra: salir de la burbuja antropocéntrica, recrecimiento, reconexión, ecofeminismo y rewilding.
Todo es interesante, pero no me digas que no te apetece conocer en profundidad temas tan atrayentes como «Animales salvajes que cuidan el clima», «Senderos versus autopistas», «Es urgente aprender a andar despacio», «7 razones a favor de una dieta sin carne», «Pero ¿de verdad no necesitamos leche?», «No, la pesca no es alternativa», «El olvido de los animales», «Nosotros somos sujetos, los demás son herramientas», «Maltratar animales es un boomerang«, «¿En qué consiste salvar a la humanidad?», «Nos han impuesto un dualismo jerarquizado para ocultar la diversidad», «construyendo la filosofía ecofeminista», «Ciencia y filosofía para aprender a convivir en la biosfera», «¿A dónde nos llevará el rewilding?», «Habitar en tierras resalvajadas», «¿Una oportunidad para repensar el mundo rural?», «Reconectar con las otras especies», «¿Y qué hacemos con las llamadas especies exóticas invasoras?», «Rewilding y ecofeminismo».
El problema somos nosotros
Un segundo paso cuando nos enfrentamos a un libro tan especial como es éste de Marta Tafalla suele ser el primero, leer el resumen de la contraportada. Aquí vamos a encontrar la clave de la publicación, ya en su primer claro y contundente párrafo:
La crisis ecológica es el problema más grave que tenemos, pero nos autoengañamos sobre sus causas. Afirmamos que nuestra función es dominar la naturaleza y que el calentamiento global que estamos provocando es un mero error técnico, que pronto resolveremos con ingeniería. Sin embargo, la causa de la crisis ecológica es un problema de convivencia.
Tiene mucha razón la autora, el actual desastre ambiental (y social, y económico) no puede considerarse tan solo un «error técnico» fácilmente reparable.
Llámalo problema de convivencia, visión cortoplacista, egoísmo monoespecífico, máquina descarriada, pero lo cierto es que hemos roto amarras con la naturaleza y es la naturaleza la que nos está colocando en nuestro sitio real, una especie que se las da de dominadora en un mundo que no domina. «En vez de integrarnos en esta comunidad [la biosfera] y disfrutar de ella, nos hemos obsesionado con someterla y explotarla», señala muy acertadamente la autora, doctora en Filosofía y profesora en la Universitat Autònoma de Barcelona.
Cuando menos es más
Desde su perspectiva como filósofa, Tafalla aboga por el decrecimiento económico, reducir nuestra velocidad de destrucción y también de tanto estrés que nos enferma, pero no para luego volver a las andadas, todo lo contrario. Ella piensa que el mejor futuro será aquel no el que las personas logremos arreglar el destrozo que estamos provocando, sino que cedamos esta responsabilidad a las otras especies animales y vegetales del planeta. Y que sean ellas las que se encarguen de «regenerar de forma natural los ecosistemas degradados, curar la biosfera y regalarnos también a nosotros vidas que merezca la pena vivir».
¿Te parece algo imposible, pura fantasía irrealizable? Llámalo utópico si quieres, o déjalo en lo que es, pura filosofía cargada de vida y esperanza.
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