LAS DEVOCIONES CRISTIANAS EN MÉXICO
En el cambio del milenio
- Materia:
- Religión
- ISBN:
- 970-722-090-2
- EAN:
- 9707220902
- Tamaño:
- Páginas:
- 238
- Publicación:
- 31/12/2001
- P.V.P.:
- 11.00 €
- P.V.P. sin iva:
- 10.58 €
Fueron los frailes franciscanos, dominicos y agustinos quienes iniciaron, en lo que hoy es México, la conquista espiritual. Con ellos llegaron las devociones de un gran número de santos para ser los intercesores entre Dios y los cristianos viejos neófitos. En el curso de los siglos, del XVI al actual siglo XXI, muchos santos fueron quedando en el olvido y fueron perdiendo su patronazgo y otros muchos nuevos santos fueron ocupando los muros de los nuevos templos, ya fuera en las culturas de los retablos o en las pinturas de caballete. En muchos casos la devoción se perdió, pero no las imágenes que aún hoy siguen en los viejos templos conventuales o las parroquias de los siglos barrocos. Algunas ahora son sólo parte del mobiliario de la Iglesia, al grado que hay sacerdotes que desconocen su identidad ; otras son conocidas, aunque en forma equivocada y se mantiene sobre ellas una fuerte devoción.
De eso tratan estas páginas, de cómo se ve, al terminar el siglo XX, a algunos de esa multitud de santos, de cómo se les invoca, pide protección, ayuda o auxilio para las muchas necesidades que cotidianamente el cristiano mexicano tiene, de cómo se han creado sus leyendas.
Durante los tres siglos de vida virreinal, muchos hombres y mujeres fueron candidatos a ser beatificados, sólo uno fue declarado santo, san Felipe de Jesús, y eso hasta el siglo XIX. Un fuerte candidato a ser santo fue Gregorio López, del cual aquí rescatamos su leyenda.
De eso tratan estas páginas, de cómo se ve, al terminar el siglo XX, a algunos de esa multitud de santos, de cómo se les invoca, pide protección, ayuda o auxilio para las muchas necesidades que cotidianamente el cristiano mexicano tiene, de cómo se han creado sus leyendas.
Durante los tres siglos de vida virreinal, muchos hombres y mujeres fueron candidatos a ser beatificados, sólo uno fue declarado santo, san Felipe de Jesús, y eso hasta el siglo XIX. Un fuerte candidato a ser santo fue Gregorio López, del cual aquí rescatamos su leyenda.