Smillie ha vivido y trabajado en África y Asia como maestro, asesor, investigador y escritor. Ha dedicado los últimos diez años de su carrera a la sangre derramada por culpa de los diamantes, las guerras que han alimentado y el programa diseñado para acabar con ellos. Su trabajo en este tema le ha llevado desde las selvas del África occidental a los barrios pobres de Amberes y al Tribunal de crímenes de guerra en La Haya, donde fue el primer testigo en el juicio contra el caudillo liberiano Charles Taylor. Ian Smillie fue uno de los principales representantes de las ONG que participaron en el Proceso de Kimberley desde sus inicios. Dimitió en 2009. Smillie recibió la Orden de Canadá en 2003.